En los tiempos de Don Bernardo y Doña Feliciana, familias en las que tanto el papá como la mamá tuvieran necesidad de trabajar, o aquellas en las que no hubiera papá y por tanto la que tuviera la doble responsabilidad fuera la mamá, o el caso contrario, en el que solo hubiera papá, representaban casos extraordinarios. Lo más común eran las familias tradicionales, unidas, de matrimonios indisolubles, numerosas, con el papá en el trabajo y la mamá en la casa. En aquellos tiempos la mamá era la principal educadora, el papá el principal proveedor de los recursos materiales y económicos. Los hijos eran educados bajo normas estrictas, sin la influencia de la televisión y con mínima intervención de la escuela. En aquellos tiempos, los niños asistían a la escuela hasta que estaban en edad de ingresar a primero de primaria.
¿Quién iba a pensar que esta realidad de las familias del mundo y nuestro país, podría cambiar tan radicalmente?
La crisis económica en el mundo, ha obligado a que hoy en día casi en la totalidad de las familias papá y mamá trabajen, y por tanto ambos se ausentan del hogar durante el día.
Las crisis cultural ha cambiado de manera importante la forma de concebir el matrimonio, la familia, los hijos, la educación y la vida.
La crisis de valores ha llevado a que las familias vivan experiencias muy penosas y en muchos casos dolorosas, por ejemplo el suicidio, las drogas, la violencia intrafamiliar y el abuso contra los menores.
¿Pero todo esto a quién le preocupa? Hay momentos en los que se puede pensar que estos temas ya no inquietan a nadie, porque bajo la premisa de que todas estas nuevas realidades son el resultado de una evolución natural de la sociedad y sus estructuras, hablar de la familia nuclear, del matrimonio como la unión de hombre y mujer, y de los padres como los primeros y principales educadores de los hijos, podría parecer cosa del pasado y de ideales que no son acordes a los tiempos modernos.
Pues el fin de semana pasado quedé sorprendido. Con Mary, mi esposa, asistí a una reunión de padres de familia, el domingo pasado, en la que el tema de reflexión fue "El reto de ser familia hoy". Al inicio de la reunión pensé, ¿a ver de que clase de familia nos van a hablar? Pues la verdad como ya dije, quedé sorprendido, porque en primer lugar la ponente, la hermana Marissa, condujo la reflexión con mucha firmeza y claridad, pero también con una gran apertura a escuchar las opiniones de los asistentes.
Y lo que es de llamar la atención, es que hay parejas de matrimonios que están preocupadas por las circunstancias en las que les está tocando afrontar su vida familiar. Las principales preocupaciones se centraron en el hecho de que por tener que trabajar ambos, mamá y papá, los hijos se quedan solos durante el día y los tiempos de convivencia familiar se han reducido al mínimo. Una mamá, compartió lo triste que ha resultado que su hijo no tenga la oportunidad de disfrutar a su abuelo, porque sus papás se divorciaron.
Continuará.
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